- 8 May, 2023
- Posted by: Interoleo Picual
- Category: aceite de oliva, actualidad, Noticias Interóleo
Las 10 medidas expuestas por Grupo Interóleo en su decálogo pretenden mostrar el mejor camino para que el aceite de oliva tenga garantizado un futuro en el que la producción sea más sostenible y rentable
Medidas y objetivos para que el sector olivarero tenga garantizado su futuro. Es lo que pretende Grupo Interóleo con la elaboración de un decálogo en el que muestra el mejor camino a seguir para que los productores de aceite de oliva sean más sostenibles y obtengan una mayor rentabilidad. Conscientes de que el sector se encuentra en un momento de cambios debido a la situación geopolítica y económica mundial, la nueva PAC, el incremento de los costes, la sequía y la falta de materias primas, Grupo Interóleo considera vital hacer una reflexión para establecer una hoja de ruta clara y tratar de acertar el camino correcto para los próximos años.
Las 10 medidas que incluye Grupo Interóleo comienzan con la necesaria potenciación de la relación entre el sector productor, envasador y distribuidor del aceite de oliva. “Hay que conseguir una colaboración permanente entre los eslabones de la cadena para establecer las mejores condiciones posibles para todos con el objetivo de aumentar el consumo mundial del aceite de oliva. Si todos colaboramos habrá un equilibrio en el beneficio y todos los eslabones ganaremos”, explica el gerente de Grupo Interóleo, Esteban Momblán. Por supuesto, el futuro no se basa sólo en la colaboración, sino que también debe haber una mejora en los sistemas de producción y de comercialización del aceite. “El sector tiene que aprender de las exitosas experiencias que se están sucediendo desde hace años en otros sectores productores”, argumenta Esteban Momblán.
Como tercera medida, Grupo Interóleo plantea la cuestión del agua, que es “un factor limitante y determinante”. Por eso, “debemos conseguir que sea un recurso continuo y permanente, tanto en épocas de sequía como la que estamos sufriendo ahora mismo, como en la abundancia. Para ello son necesarias políticas nacionales y regionales adaptadas a la situación de cada zona y con distintas posibilidades de aprovisionamiento en función de la ubicación y sus necesidades”, añade Esteban Momblán. Junto a ello, y como complemento fundamental, es obligado “apostar por la sostenibilidad, tanto en la parte medioambiental como en la económica”, por lo que se tienen que transformar los modelos de negocio para ser más competitivo, por lo que “se tiene que aumentar la inversión en la profesionalización de los olivicultores y de los operarios de las almazaras, incrementando su formación específica en centros autorizados y competentes”.
Asimismo, hay que apostar con mayor intensidad por la I+D+i en toda la cadena incrementando la colaboración público-privada entre empresas, universidades y centros de investigación que potencien la innovación en todos los eslabones. “La mecanización, robotización y digitalización de los distintos procesos productivos, desde la plantación del olivar hasta la distribución y la restauración, deben ser una prioridad para mejorar la trazabilidad del aceite y la eficiencia de los procesos mejorando así la rentabilidad final”, añade Esteban Momblán. Por supuesto, Grupo Interóleo no deja de lado seguir trabajando en la máxima calidad posible. “Esto tiene que ser una obligación para todos los operadores. Hay que establecer sistemas que garanticen la calidad del aceite de oliva en todas las fases y en todo el ciclo de comercialización, apostando por la autorregulación como tiene establecido ya el sector del zumo de fruta en España”, matiza el gerente de Grupo Interóleo.
Y, por supuesto, hay que “evitar la volatilidad de los precios” del aceite de oliva porque “los dientes de sierra no son positivos para ninguna de las partes de la cadena y la estabilidad permitiría a las empresas y a los olivareros establecer marcos de colaboración internanual que beneficiarían a todos”. Y eso se consigue, según Grupo Interóleo, incentivando en el consumidor la “valorización” del aceite de oliva y reforzando la “internacionalización” como vía fundamental para incrementar la venta y el consumo en aquellos mercados donde nuestro país aún no tiene demasiada presencia, concluye Esteban Momblán.
El decálogo de Grupo Interóleo es el siguiente.
- Es necesario potenciar la relación entre el sector productor, envasador y distribuidor del aceite de oliva. Hay que conseguir una colaboración continua y permanente para lograr establecer mejores condiciones para todos, que nos permitan aumentar el consumo mundial de aceite de oliva.
- Mejora en los sistemas de producción, los sistemas de explotación y, sobre todo, la comercialización y venta de aceite de oliva. El sector ha de aprender de las experiencias que se han revelado como de éxito tanto en el suyo propio como en sectores limítrofes que tienen peso específico en el mundo de la producción y comercialización.
- El agua es un factor limitante que hay que conseguir que sea un recurso continuo y permanente, tanto en épocas de sequía como en la abundancia, y para ello son necesarias políticas nacionales y regionales adaptadas a la situación de cada zona y con distintas posibilidades de aprovisionamiento en función de la ubicación y sus necesidades.
- Transformar los modelos de negocios para resultar más competitivos. Para ello, es necesario aumentar la inversión en la profesionalización de los olivicultores y de los operarios en las almazaras, incrementando su formación específica en centros autorizados y competentes.
- Hay que tratar de evitar la volatilidad de los precios del aceite de oliva y las oscilaciones que tiene. La variación de precios en los dientes de sierra que presenta en los últimos años no es positiva para ninguna de las partes implicadas en la producción y comercialización, y la estabilidad permitiría a las empresas y a los olivareros establecer marcos de colaboración interanual que beneficiarían a todos.
- La apuesta por la calidad del producto ha de ser una obligación para todos los operadores. Hay que establecer sistemas que garanticen la calidad del aceite de oliva en todas las fases y en todo el ciclo de comercialización, apostando por la autorregulación, como tiene establecido ya el sector del zumo de fruta en España.
- Incentivar en el consumidor la valorización del aceite y de oliva para que apueste por este producto. Los diferentes eslabones de la cadena también pueden contribuir a valorizar este alimento y la distribución tiene que contribuir a su expansión. Es muy importante que se prestigie y que se apele al orgullo de ser un producto fundamentalmente español.
- Hay que apostar con mayor intensidad por la I+D+i a lo largo de toda la cadena, para lo cual es imprescindible incrementar la colaboración público-privada entre empresas, universidades y centros de investigación que potencien la innovación en cada uno de los eslabones, pero estando todos conectados.
- La apuesta real por la internacionalización es la única vía para incrementar la comercialización de los aceites de oliva en los mercados dónde España aún no está muy presente. Todos los operadores presentes en el sector han de unirse para abordar los países donde aún tenemos capacidad de crecimiento.
- La mecanización, robotización y digitalización de los distintos procesos de producción, desde la plantación del olivar hasta la distribución y la restauración ha de ser una prioridad que además ayudar a mejorar la trazabilidad de los productos y mejorar la eficiencia de los procesos, ayudando así a mejorar la rentabilidad final del negocio.